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jueves, 13 de mayo de 2010

Una plaga que mata el opio


Un hongo está destruyendo el opio afgano. En un país donde buena parte de la economía rural proviene de este cultivo, una plaga ha acabado ya con un tercio de las cosechas de amapola, de las que se extrae la droga, según el director de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Crimen (Unodc, en inglés), Antonio María Costa.

Parte de la población ha empezado a culpar a las fuerzas de la OTAN por lo que está pasando, según The New York Times. Dice el diario estadounidense que con este panorama las tropas pueden perder el favor de los civiles en la lucha contra los talibanes, especialmente tras la escalada en el número de muertes de civiles en sucesivas ofensivas militares.

La mitad de los cultivos en provincias como Helmand y Kandahar están afectados y la producción puede reducirse hasta 25% en 2010, según declaraciones de Costa recogidas por la BBC. Se trata de un duro golpe para los agricultores locales. Sólo en Helmand se cosecha el 50% del opio afgano, que supone el 92% de la producción mundial.

Según Costa, un incremento en el precio por cuenta de esta situación podría beneficiar la financiación de los insurgentes talibanes, que poseen las mayores reservas de opio, pues su principal fuente de financiación es el narcotráfico.

Por esta razón, las fuerzas occidentales han intentado acabar con los cultivos, especialmente en Helmand y Kandahar, regiones de mayoría pastún, la etnia de los talibanes. Ahora se han visto en la obligación de desmentir cualquier implicación. En entrevista con el diario El País de España, Costa explicó que entre los agricultores se extendió la idea de que la infección no es natural, sino causada por la presencia militar y el uso de agente químicos. “No creo que sea verdad. Pero si los agricultores pierden sus rentas y siguen creyendo que la propagación de la infección se debe a la presencia de los militares, esto se convertirá en un riesgo estratégico. Podrían verse tentados a alistarse en las filas talibanes”.

En un informe hecho por la Unodc siempre se apunta a causas naturales: “Las plantas de opio se han visto afectadas en Afganistán de forma periódica”. El director del organismo de Naciones Unidas dice que la infección apareció en las últimas semanas. “Suele producirse en primavera y ya pasó en 2004-2005, pero la diferencia importante es que, mientras en ese entonces afectó al norte, ahora ha afectado las zonas del sur, en particular las provincias de Helmand y Kandahar, donde se concentra la producción. El daño es más alto”.

Para Costa, la situación brinda una oportunidad para romper los vínculos de la población civil con los terratenientes a través de ayudas. “La naturaleza realmente ha jugado a favor de la economía del opio; este año veremos la situación contraria”.

En el último lustro la producción de opio se ha concentrado de manera importante. Hace cinco años los cultivos se extendían por 34 provincias afganas. Hoy sólo se mantienen en cinco o seis, según Costa, pero la producción casi se duplicó hasta los 56 kilos por hectárea en 2009.

El experto insiste en que el aumento de precio que se está registrando en los últimos días no es por culpa de la plaga. “Creemos que el aumento fortísimo que se está registrando en el precio no está justificado por la reducción de las cosechas. Porque aunque se hayan perdido unas 2.000 o 3.000 toneladas, Afganistán sigue produciendo una cantidad de opio superior a la demanda global. No hay escasez. Pero hablamos del precio para los agricultores, el llamado farm gate price, y ésta es la reacción de quienes ven el propio producto destruido en su totalidad o en parte. Pero creo que habrá consecuencias sobre el aumento del precio a medio y largo plazo”.

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